Cuando una mascota llega a nuestras vidas nos invade un sentimiento de alegría ante la expectativa ante un futuro juntos. Tras unos primeros momentos muy ilusionantes, ocurre a menudo que la realidad no se corresponda con la convivencia imaginada.

El diagnóstico debe ser preciso, debemos reconocer si la conducta inadecuada tiene una base emocional, física, mental y/o social. Una vez diagnosticado el problema diseñamos un protocolo de trabajo adaptado a cada binomio, a su estilo de vida, a sus horarios, etc., para facilitar el seguimiento de las pautas de modificación del comportamiento y optimizar los resultados.